8 grandes mentiras que te cuentas para autosabotearte

¿Cuántas veces te has descubierto diciéndote esta mentira? Yo confieso que muchas. El tema del dinero se convierte en un factor importante al momento de emprender cualquier cosa o actividad, sin embargo, si nos remitimos a los ejemplos de personas que realmente han logrado sus objetivos en la vida, nos daremos cuenta que muy pocos contaban con los recursos económicos necesarios al empezar con sus proyectos: ahí tenemos a Bill Gates, Mark Zuckerberg o la Madre Teresa de Calcuta, que si bien son ejemplos muy diferentes, los une (entre muchos otros), el denominador común de contar con muy pocos centavos cuando empezaron a emprender, a desarrollar o a ayudar a otros. Atrévete a buscar recursos gratuitos, a pedir consejos, e incluso, a solicitar favores, nunca sabes de dónde llegará aquello que necesitas.

Recuerda: el que busca, SIEMPRE, SIEMPRE, encuentra.

La primer pregunta a realizar aquí para debatirte esta gran mentira es: ¿comparad@ con quién no lo eres? La baja autoestima es uno de los grandes factores que nos detienen a lograr nuestras metas, las cuales pueden variar desde comenzar una dieta hasta emprender un negocio. A menos que quieras ser modelo de Victoria´s Secret, te aseguro que tu apariencia física no es ni por asomo un obstáculo para alcanzar tu sueño, como tampoco lo es si tu coeficiente intelectual no es igual al de Albert Einstein. Hacer lo que tienes en mente depende mucho más de tu actitud, de analizar tus puntos buenos y “explotarlos” en el mejor sentido de la palabra; depende más del autodescubrimiento y de botar a la basura el horrible hábito de compararte con otr@s. Suena trillado y a motivación chafa, pero es cierto: ERES ÚNIC@, y esa autenticidad se expresa desde tu físico hasta la forma en la que enfrentas las situaciones de la vida; la manera en la que te preparas para un tema en el que no eres experto y abordas aquello que te da miedo. Por experiencia propia te digo que no hay cosa o situación que se resista a la voluntad, la disciplina y las ganas de aprender algo.

Más bien, piensas que no puedes, pero, ¿adivina qué? ¡Nadie va a salvarte del hecho de equivocarte y “meter la pata” no una, sino muchas veces!

No te espantes. La buena (increíble) noticia, es que los errores son los que conllevan el mayor aprendizaje; es muy simple: si deseas aprender, si de verdad quieres experimentar y lanzarte a vivir la vida que tienes en mente, buena parte del camino consistirá en aprender en el proceso de “prueba y error”, y eso no es un fracaso, al contrario: es la clave para hacerte un experto, para aprender de las situaciones y de las personas que la vida va poniendo en tu paso, para experimentar “en cabeza propia” y seguir tu camino o bien, cambiar la dirección. En resumen, el miedo a equivocarte sólo te lleva a un puerto seguro: el no hacer, el no arriesgar y por ende, el estancamiento. Tú decides.

¡Mentirototota! Tú y sólo tú eres el responsable de lo que pase, no el destino, ni el tarot ni la posición de los astros. En cuanto asumes la responsabilidad de tus actos, las piezas del rompecabezas comienzan a acomodarse, porque te das cuenta que, en realidad, puedes crear la vida que tú quieras para ti mismo. ¿Cuesta trabajo? Sí, y mucho, pero en la mayoría de las veces sólo es cuestión de dar un primer paso, de creer en ti (aunque sea un poquito como para un pequeño avance), y de arriesgarte. El destino, créeme, será tan benevolente contigo como lo sea tu esfuerzo, tus ganas y tus decisiones. Al menos en mi vida, he comprobado que mis decisiones son las responsables de mis éxitos y también de mis fracasos, y que culpar a “algo” o a “alguien” sólo me detiene y me justifica para no crecer, no hacer y no progresar.

¡Esta me encanta! Porque aunque es una de las mentiras que nos decimos constantemente, en realidad encierra una gran verdad, pues la realidad es que nunca vas a lograr lo que ya alguien más logró, y la razón es muy simple: tú eres otra persona, con potenciales y talentos diferentes al resto de los seres humanos (sí, de los 7 mil millones). ¿Por qué la necedad de compararte? Tus pasos, tus conocimientos y tus sueños son sólo tuyos, así como el tiempo, el conocimiento y el talento necesarios que inviertas para lograrlos. Si alguien ya publicó un libro, es probable que tú también alcances eso, pero siempre las variables serán diferentes, pues tu tiempo, tu tema, tus habilidades, ya son otras, ya existen en diferentes niveles. Ojo: esto no quiere decir que no sigas los pasos de aquellas personas a quienes admiras, ni de que no aprendas de ell@s, se trata de que generes tu propia y única visión, de que –una vez más-, te evalúes sensata y objetivamente a ti mismo para lograr lo que deseas.

Sí, ya sabemos que “algún día” vas a empezar a hacer ejercicio, a ser saludable, a escribir, a ayudar a los demás, o a cualquier otra cosa que tengas en mente. La verdad es que “algún día” es un lugar remoto en el tiempo y en el espacio, y nos da la gran oportunidad de que no tiene fecha de caducidad, pues “algún día” puede ser cualquier día, en cualquier tiempo, mañana o en diez años, ¿y adivina qué? “Algún día” es tan celoso, tan retraído y tan pretencioso que, generalmente, NUNCA LLEGA.

¿Qué tal si en lugar de darle fuerza a “algún día” y dejar que tome el mando de tu vida, comienzas por determinar la fecha exacta, el lugar exacto y la hora exacta en la que vas a empezar a hacer eso que tienes horas, días o quizás años postergando? Es mentira que “algún día” va a llegar por arte de magia, la verdad es que a “algún día” hay que llamarlo, buscarlo, ir por él y forzarlo a que se aparezca, pues de lo contrario, vas (vamos) a envejecer esperándolo, viendo, desde la ventana, cómo para otros, “algún día” se convirtió en HOY.

¡Mentira, mentira y más mentira! Ni tú ni yo hemos venido a este mundo a agradarle a tod@s, mucho menos a complacer a tod@s. El tratar de agradar siempre a los demás con tus decisiones y actos, sólo va a generarte un estado constante de ansiedad, frustración y confusión. ¡Qué estrés tener que ser “siempre” lind@, o elegante, o acertada, o sonriente, o líder, o creativ@! No, créeme que yo no conozco a nadie que pueda con esa carga, pero sí conozco a personas que la llevan y viven frustradas, manteniendo una imagen “sin fallas” que lo único que genera es tensión y un altísimo grado de autoexigencia. Así como también conozco a aquell@s que fluyen con la vida, y que, si no se ven perfect@s hoy o se equivocaron, simplemente se ríen y siguen adelante, aprendiendo de sus experiencias. En mi caso, puedo contarte que lanzarme como escritora y conferencista fue un verdadero reto, pues pensaba: ¿y qué va a pensar “fulan@” de esto? ¿y si la gente cree que no estoy calificada? ¿y si me atacan? Al final, simplemente me lancé, y el resultado ha sido sentirme como nunca antes conmigo misma, liberarme, entregarme a mis pasiones y disfrutar cada minuto que le dedico a mis nuevas actividades. ¿Les gusta a tod@s mis conocid@s? No, ¡pero me gusta a mí!

Esta mentirilla es más una autojustificación para no hacer las cosas que un motor principal para hacerlas. Es el miedo en acción, sólo que tomamos una frase que nos haga quedar bien, no sea que decir que tenemos miedo nos haga ver debiluchos y faltos de carácter ante los demás (Ver mentira #7). La frase “soy muy perfeccionista” nos conduce sin dudas a la parálisis, pues, en el caso de que verdaderamente nos arriesguemos a hacer algo, nunca será lo suficientemente bueno, lo suficientemente bonito o productivo…entonces, ¿para qué arriesgarnos? Yo hoy te invito a que simplemente fluyas, a que te des la oportunidad de hacer, de creer, de soñar y de experimentar, ¡aunque no sea perfecto ante tus ojos o ante los demás! Ya irás perfeccionando, recuerda: “la práctica hace al maestro”. Esperar resultados perfectos al iniciar en cualquier actividad, sólo limita tu aprendizaje, tu creatividad y tu capacidad de hacer que las cosas sucedan.